¿QUÉ ES REIKI?
Reiki es un sistema de sanación por imposición de manos. El nombre, REIKI, es una palabra japonesa formada por dos vocablos: Rei, que significa energía del universo, o energía universal y Ki que se traduce por energía vital. La práctica del Reiki, aunque con nombres diferentes, se remonta a más de 5.000 años, algunos historiadores y maestros que se han dedicado al estudio de los inicios del Reiki, afirman que hace algo más de 5.000 años ya se utilizaba esta energía para la sanación y autosanación del cuerpo y el espíritu.
La Energía Universal ha sido denominada de diversas formas, es el Chi de los chinos, el Prana de los hindúes, el Mana de los Kahunas de Hawaii, el Poder Divino de los reyes antiguos, la energía sanadora de Hipócrates, o el Ka de los egipcios. El Reiki se encuentra insertado en nuestro código genético, por lo que todos podemos sentirlo y practicarlo, si bien es cierto que poco a poco se fue perdiendo su utilización. El Reiki actual, basado en una antigua técnica tibetana de sanación, fue redescubierto en Japón, a finales del siglo XIX, por Mikao Usui, a través de su investigación de textos sánscritos en antiguos sutras budistas.
Reiki es energía cósmica universal, invisible y omnipresente; Reiki define la fuerza vital latente en el interior del ser humano. No puede hacerse mal, es pura, simple y fácil de canalizar; y todo el mundo puede practicar Reiki. El Reiki tiene diferentes efectos: estimula la capacidad natural del cuerpo de autosanarse, revitaliza tanto el cuerpo, como el alma y la mente, y restablece el equilibrio y bienestar mental y espiritual. Promueve un estado de relajamiento total y paz interior. Limpia el cuerpo de toxinas y se ajusta por sí mismo a las necesidades del receptor. Es un método de sanación agradable, estimula la creatividad y despierta el amor universal de quien lo da y de quien lo recibe. El Reiki es una energía inteligente, se automodula y autodirige para causar su efecto sanador atendiendo no sólo a los síntomas sino también a las causas del desajuste o enfermedad. "Su fuerza es tan grande que no podemos medirlo, es tan profundo que no podemos sondearlo; por eso, en japonés, lo llamamos Reiki". Explicar la naturaleza del Reiki es como tratar de definir el amor o la luz. Es un fenómeno existencial que sólo puede ser percibido a través de la experiencia personal y como vivencia. Las palabras son sólo meras descripciones aproximativas, pues la fuerza universal de vida se manifiesta en el silencio de la mente. Nadie ha sido capaz de explicar exactamente lo que es, y nadie ha podido categorizarlo racionalmente, y sin embargo no requiere un estado alterado de conciencia para practicarlo.
El Reiki tiene una característica fundamental que la diferencia de otros sistemas o métodos de sanación, ésta es su simplicidad. Se puede comparar el aprendizaje del Reiki con manejar una bicicleta, cualquier persona puede hacerlo sin importar sus antecedentes, creencias o forma de vida. Todo lo que se necesita para activar el flujo de Reiki es la Intención. Una persona que ha sido sintonizada o iniciada en Reiki, no pierde su capacidad de hacerlo en el tiempo, es decir, la facultad de sanar permanece en el iniciado y podrá hacer uso de esta facultad cuando así lo quiera. A diferencia de otros sistemas de sanación, el hacer Reiki no disminuye su energía, debido a que esta fluye a través de ti y no de ti. Al fluir por tu cuerpo, también te beneficiarás de ello. El Reiki es adaptable a cualquier religión o sistema de creencia espiritual, aún en la ausencia de creencias religiosas. Cada persona tiene el Reiki dentro de sí. El proceso de sintonía, simplemente activa esta facultad despertando esa capacidad que se encontraba dormida en la persona. La iniciación es una forma más de hacer que la persona se dé cuenta de algo que había olvidado, pero que le pertenece como a todos los seres y que puede utilizarlo. El Reiki a su vez promueve un desarrollo trascendente en la persona puesto que al canalizar esta energía de vida, vamos purificándonos a todo nivel, sanando de esta manera todo el ser.
Utilizar el Reiki para propósitos negativos constituye una pérdida de tiempo, porque simplemente no funcionará. Si por ejemplo, su intención es la de hacer daño a alguien, el Reiki directamente irá a sanar su relación con esa persona y empezará a actuar sobre el enojo, la ira y odio que usted le tenga.
Como el Reiki se caracteriza por su simplicidad y para activarlo simplemente debemos tener la intención de sanar, basta con pensar en Reiki y será suficiente para que comience a fluir. Al estar realizando un tratamiento Reiki, es importante que no se preocupe de si lo está haciendo bien porque éste se auto corrige. Es muy fácil y extremadamente poderoso. En realidad el único bloqueo que puede ocurrir es cuando uno se preocupa acerca de lo que está haciendo y si está funcionando. En lugar de ello, relájese y piense en algo agradable, en las olas del mar, en algún momento de felicidad o simplemente en transmitirle amor a esa persona. Reiki fluirá con naturalidad donde más se lo requiera.